4.17.2015

TRAUMA: HARDWARE & SOFTWARE.


Si comparamos la visión actual del trauma con la que se tenía antaño veremos que ha evolucionado considerablemente.
Muchos profesionales del campo de la salud mental -psicólogos, psiquiatras, investigadores...- han invertido conocimientos, esfuerzo, tiempo... en esta área y de alguna manera su empeño se ha visto felizmente secundado por un importante auge en el sector de la neuroimagen.

Así pues lo que anteriormente desde la perspectiva del clínico se podía suponer no dejaba de quedarse atascado, la mayoría de las veces, en el mundo de las hipótesis. Sin embargo, en la actualidad podemos ver qué sucede en nuestro cerebro cuando resulta impactado por un evento que nos desorganiza o incluso podemos llegar a efectuar estudios pre y post terapia comprobando de qué manera reaccionan las estructuras cerebrales a los tratamientos que se aplican al paciente.

Así las cosas, metafóricamente hablando, podríamos decir que el trauma presenta su hardware y su software...
Cuando una persona recibe un impacto emocional traumático o cuando un individuo tiene que soportar durante un largo tiempo unas condiciones de vida traumáticas, las estructuras cerebrales no se quedan igual, reaccionan de otra forma distinta a cómo hubieran reaccionado en caso de tranquilidad sin amenazas. En estas situaciones se generan potentes descargas de neurotransmisores que bloquean

GESTACION EMOCIONALMENTE ESTABLE. -G.E.C.-


Por lo general cuando se habla de lograr un embarazo sano se acostumbra a hacer referencia a los aspectos físicos obviando, la mayoría de las veces, el componente emocional.
Esta realidad no debería asombrarnos ni escandalizarnos. Si reflexionamos podemos entender que resulta lógico que en una primera instancia se haya prestado prácticamente toda la atención a los aspectos orgánicos, al área médica -ginecología, obstétrica...-, sin embargo, podríamos decir que hoy día el componente emocional está eclosionando y, a la vez que se reconoce, se expande y toma fuerza.
En la actualidad, gracias a investigaciones provenientes de todos los campos -medicina, psicología, neurobiología...- vamos entendiendo, poquito a poquito, cómo funciona esa unidad funcional que se establece entre un organismo físico -un cuerpo- y esas corrientes emocionales o de pensamiento que lo envuelven, que lo circundan, y se entrelazan con él potenciándolo a su máxima expresión pero que, en ocasiones, también lo enferman e incapacitan.
El embarazo y todavía más la concepción, representan la estación de punto de partida para la experiencia de la maternidad. Y esa vivencia, a las mujeres, nos agita por dentro, no nos deja igual. Y al mismo tiempo que un anhelo nos palpita en las entrañas, se remueven las estructuras cognitivo-emocionales sobre las que nos hallamos ubicadas y se reabren viejas heridas que parecían haberse extinguido; sólo dormitaban.
¿De qué tipo de magulladuras emocionales estoy hablando? Principalmente,  me refiero a las heridas que se dieron con la hebra que nos conectó con la vida, la madre.
Esa madre que puede serlo con todo su exponencial sentido, o puede serlo únicamente a modo de título honorífico nos enlaza con la vida proponiendo a nuestra tabula rasa un especial ensamblaje cognitivo-emocional.
Y así pues, cuando la vida nos bendice con ese ser que tanto deseamos que llegue, nos activa inputs que ya ni recordábamos o que creíamos superados pero que en realidad yacían en los más recóndito de nuestra sombra camuflados por la carcoma del tiempo y la polvareda del día a día.
El hecho de devenir madre nos conecta con el universo arquetípico de esas madres que nos han precedido y origina que un pequeño o gran porcentaje de nuestras reacciones sea secundario a esas creencias, supersticiones, dogmas, miedos que hemos heredado.
Creo firmemente que...


"Ser madre reactiva el vínculo que nuestra niña interna tuvo con la madre o con su figura de apego"


ORIGENES DEL TRAUMA PSICOLOGICO.

Trauma en la Actualidad La historia del trauma psicológico presenta momentos activos de gran apogeo en los que el trauma es abordado por los profesionales pertinentes mientras que se alterna con períodos de silencio en los que se abandona esta temática. Sin embargo, según Solvey (2004) es interesante destacar que el estudio del trauma psicológico no decae por falta de interés sino por el efecto contrario ya que el tema provoca tal controversia que periódicamente es abandonado.Entrar en el tema del trauma psicológico es algo delicado ya que mientras que comprender el trauma debido a eventos o catástrofes naturales nos puede resultar comprensible y, por lo general, desculpabilizador, el trauma que se refiere a la capacidad de dañar -abusos, omisión...- del propio ser humano nos pone en el centro de mira y, de alguna manera,

LA TEORIA DEL APEGO.

                  Orígenes



Para poder comprender la personalidad de un individuo y poder inferir en qué grado esa persona podrá hacer frente a las vicisitudes de la vida, a las relaciones de amor y a su propio rol como progenitor es básico poder trazar, analizar y entender la historia de apego de esa persona.
Así pues, la teoría del apego puede entenderse como el estudio de la relación entre un bebé y su madre o su cuidador más cercano.


.La Teoría del Apego fue elaborada, en una primera etapa de forma conjunta, por John Bowlby y Mary Ainsworth, y en una segunda etapa ambos siguieron efectuando aportaciones al cuerpo teórico del tema en cuestión. John Bowlby, médico psiquiatra inglés, fue tomando conocimiento desde distintas áreas; en un primer momento -años 30- se formó con Melanie Klein y Joan Rivière en psicoanálisis de niños pero abandonó ese grupo por divergencias ya que para él resultaba básico tener en consideración la realidad externa que envolvía al niño. 

Bowlby postulaba que