La información acerca del potencial genésico de cada uno de nosotros
no acostumbra por lo general ser tenida en cuenta.
Parecería como si en la vida se pasara, la mayoría de las veces , por
distintas etapas preconcebidas; primero unos estudios, luego sigue el trabajo y
muchas veces después de llevar a cabo una lucha interior para consolidarse laboralmente,
nos aparece otra nueva batalla que se libra, esta vez, con el deterioro
biológico de los gametos.
El caso es que la edad puede considerarse como uno de los factores más
delicados a la hora de reproducirnos como especie. En lo que a la mujer se
refiere se constata que la fertilidad se va viendo comprometida conforme
aumenta la edad de la mujer.
Según el conocido estudio de Hendershot y
Pratt, la tasa de embarazo va disminuyendo conforme aumenta la edad de la mujer
EDAD de 20-24 años...............Tasa de Embarazo de 86%
EDAD de 25-29 años...............Tasa de Embarazo de 78%
EDAD de 30-34 años...............Tasa de Embarazo de 63%
EDAD de 35-40
años...............Tasa de Embarazo de 52%.
Sin embargo, el factor de edad en el varón aparece más cuestionado ya
que aunque pueda presentar problemáticas testiculares, endocrinológicas, funcionales,
genéticas..., la importancia de todas estas alteraciones en el tema que nos
ocupa es incierta.
Se comprende perfectamente que la OMS hable de la infertilidad como enfermedad ya que se estima
que en el año 2025 en Estados Unidos habrá unos 6,5 millones de mujeres con
problemáticas de esta índole.
Sin embargo la diana de nuestro dolor al no poder concebir, no debería
sólo enfocarse en los edad ya que existen otros factores que no nos facilitan
para nada el camino.
Existen
evidencias que apuntan a que hábitos como el tabaquismo y el consumo de alcohol
perjudican la calidad del semen. Concretamente,
el abuso del alcohol se ha visto relacionado con una reducción de la síntesis y
secreción de testosterona y una espermatogénesis anormal. Y referente al abuso
de tabaco, es importante recordar que comporta alteraciones en el seminograma ,
en la calidad ovocitaria, la funcionalidad de las trompas e incluso la
receptividad endometrial.
Por otro lado,
la dieta y las situaciones de peso extremo sea a la alza o a la baja también
deben ser tenidas en consideración.
Referente al
patrón sexual parece ser que el aumento de la frecuencia de relaciones
sexuales, el incremento del número de parejas y el uso de anticonceptivos no de
barrera expone a una mayor incidencia de ETS -enfermedades de transmisión
sexual- que pueden afectar de una u otra manera.
También
deberíamos tener en cuenta que determinadas enfermedades como el cáncer o la
diabetes pueden comportar problemas a la hora de concebir.
Finalmente,
quisiera destacar que en lo que se
refiere a un apunte en relación a la tendencia en la infertilidad según sus
características se apunta a que tenderá a aumentar más la infertilidad con
origen en la mujer pero sobretodo las infertilidades de tipo secundario -cuando
después de tener un primer hijo, el segundo no acaba de llegar-.
Llegados a este
punto, considero importante efectuar una reflexión personal y social.
¿No deberían facilitarse
estos datos a priori, antes de darnos de bruces con ellos?. ¿Por qué no se
brindan? Cuando la persona es joven o adolescente y sabe a qué riesgos se
expone o cuáles pueden ser las repercusiones de sus decisiones vitales, aunque
todavía no suele tener una gran madurez, por lo menos sí que tiene más margen
para decidir y enfocar su proyecto de vida.
¡SALUD!
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La Ponencia presentada el 14/12/2014 "INFERTILIDAD y EMDR" se ubica en el apartado Documentos.
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