Transcurrido este importante 8 de marzo de 2018, retomo ese profundo sentir que me llevó en 2009 a pensar en "El bozal"
Por las palabras no dichas
Por las letras no escritas
Por los silencios dolidos
Por las manos honradas y no recompensadas
Por la ola de la mujer que va y viene pero no se detiene...
de Isabel Coch para Duoda (18/03/2009)
Quítame el bozal, vida. ¡Quítamelo!
Deja ir mis cuerdas libres
y yo suelto las vocales.
Verás como suenan de nuevo.
Las cantaré, una por una,
como la primera vez;
como si nadie forzara,
casi como del revés.
Un bozal impuesto, un bozal legado.
Quienes demasiado hablaban,
allí, dejadas de lado.
Quítame el bozal, vida. ¡Quítamelo!
Con casi cincuenta en la vida…
Ya no, gritar en silencio.
Ya no, silenciar mi grito.
El bozal, YO, me lo quito.
El bozal tan sabiamente burlado,
tan obviado, tan obviado…
Ese bozal tan llorado.
El cuaderno de la Lessing,
Gaite detrás de su cuarto,
Harent, Diótima, Muraro,
Duoda y las que allí se quedaron…
¡Mujeres!. Mujeres al fin y al cabo.
Hijas de hijas de hijas.
¡Mujeres! Ellas y el pecado…
Y el bozal no supo olvidar…
El bozal nos encerró.
Nos encerró en nosotras.
Nos encerró con nosotras,
con nosotras y el amor.
El bozal del no decir,
con el yugo del no hablar.
Deshaciendo nuestro hacer,
rehaciendo una vez más.
¡Mujer! Ya se abrió.
Tu misma te lo soltaste.
¡Mujer! Habla sin dolor.
Transmite todo tu amor
al hombre que lo perdió;
al hombre que, a sí mismo, una parte se robó.
POEMA "El bozal" dedicado a Duoda y leído por la autora en la Jornada 18/03/2009
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