Conforme las personas van comprendiendo la gran importancia que el
factor emocional tiene para poder vivir el propio camino de una forma armónica,
para criar a la prole con apego sano -que podría no resultar sinónimo a educar-
y para vivir en una sociedad saneada emocionalmente hablando, vamos investigando,
estudiando y aprendiendo en relación a conceptos tales como el trauma.
Existe un tipo de trauma que resulta prácticamente desconocido. Me
refiero al trauma vicario también llamado trauma secundario.
El concepto de trauma vicario fue elaborado por Lisa Mc Cann y Laurie
Anne Perlman en la década de los 90. Para las autoras, este fenómeno se produce
cuando el profesional de la salud empatiza de una forma tan intensa con el
paciente traumatizado que termina por sufrir una considerable transformación en
sus sistemas de creencias y en sus propios esquemas cognitivos -que se ven
afectados en relación al yo, a los otros y también en su visión del mundo-.
No obstante, podemos decir que el alcance de la definición puede
llegar más allá de los confines profesionales. Me refiero a que este tipo de
trauma puede ser experimentado en la vida personal cuando alguien cuida a un
familiar enfermo o también cuando ese alguien se expone constantemente a un mismo
tipo de material informativo -ver asiduamente reportajes donde existe
muerte/dolor-.
Así las cosas, ese trauma vicario puede ser darse en diversas
situaciones. El colectivo de riesgo podría ser el siguiente:
*el personal que atiende
los servicios de urgencias
*los miembros del SAMUR
*el profesional de los
servicios de oncología
*el terapeuta
especializado en trauma
*Los miembros del cuerpo
de policía
*Los miembros del cuerpo
de bomberos
*Los familiares que
cuidan al enfermo -oncología...-
*Los testigos del maltrato
*Los testigos del maltrato
*Letrados que se
enfrentan a causas criminales
¿Y cuáles pueden ser los síntomas del Trauma Vicario?. Podríamos
hablar de los trastornos del sueño, de la alimentación, dolores de cabeza...
Psicológicamente hablaríamos de las alteración en la percepción, ansiedad,
depresión, sobresaltos, anhedonia, salirse de la ventana de tolerancia con
estados de hiperactivación o hipoactivación, excesivo sacrificio, negligencia
para con uno mismo y para con la familia...
Es importante aclarar que no es lo mismo el Trauma Vicario que el síndrome de Burnout
ya que mientras que el Burnout puede afectar a cualquier trabajador como
consecuencia de la presión de factores inherentes del trabajo, el Trauma
Vicario parece ser más común en el sector profesional en el que se trabaja con
pacientes traumatizados, dónde el terapeuta o médico se halla expuesto a un
caudal permanente de informaciones dolorosas en el que muchas veces se
convierte en testigo del atormentado mundo interior del paciente cuando las
cuestiones son de índole psicológico mientras que todavía se agrava más la
situación cuando a quien le duele, ese dolor se enclava en su organismo en forma
de enfermedad como puede ser la oncológica y el clínico trata de atender a esos
pacientes que, por exigencias del guión, aprenden a pisar la delgada línea que
separa vida y muerte.
Probablemente podríamos añadir otro aspecto diferencial entre ambos
conceptos. Esta distinción se basaría en el matiz de la fatiga de compasión que
puede llegar a cotas altas en el Trauma Vicario.
Se entiende como Fatiga de Compasión el proceso emocional en el que el
profesional a partir de la empatía que siente por el enfermo tiene un gran deseo
de liberarlo de su carga. Así pues en la Fatiga de Compasión aparece un
considerable desgaste por parte de la persona -médico, psicólogo, pareja...- que la sufre quien puede fácilmente entrar en
el área del estrés postraumático secundario que se refiere al proceso
traumático de presenciar trauma -físico, mental, emocional- en otra persona de
su círculo de trabajo o de relaciones -pacientes, familiares...-
La problemática se agrava cuando el profesional no tiene sus propias
experiencias reprocesadas y aquí es donde entra en juego el factor resiliencia que
se entiende como la
capacidad de los individuos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y
situaciones adversas. Así pues, a mayor resiliencia menor será el riesgo
de sufrir Trauma Vicario.
Parece ser que el hecho de que el individuo cuente en su
haber con un sistema de creencias sólido actúa como factor de protección ante
todo este tipo de problemáticas.
Es básico que quienes se dedican a tratar pacientes con
trauma emocional o físico --cáncer...- comprendan la importancia de su
autocuidado ya que tratar a los pacientes traumatizados supone efectuar el
abordaje terapéutico de las partes que se disociaron del Yo. Así pues, las
partes internas del mismo terapeuta también podrían verse reactivadas si se
diese resonancia con las partes fragmentadas del paciente con trauma.
Por otro lado, parece ser que el factor temporal tiene una
considerable importancia en el sentido de que el número de años trabajando en
la clínica del trauma actúa como factor de riesgo. También parece incrementarse
el riesgo de sufrir trauma vicario cuando el profesional en cuestión trabaja
solo y no comparte con su círculo de colegas.
A la hora de prevenir este tipo de trauma, se aconseja una
proporción equilibrada entre el trabajo y la vida privada; por tanto, la
profesión no debería invadir el área personal del cuidador puesto que el
desgaste iría avanzando sigilosamente y finalmente podría conducirlo al Trauma
Vicario.
Los psicólogos especializados en el trauma tenemos muy
presentes todas estas informaciones e insistimos en la necesidad de que los
profesionales que desarrollan su actividad en el área del dolor -médicos,
enfermeras, terapeutas...- se trabajen sus propias vivencias dolorosas para
preservar su estabilidad y para no verse desbordados por el dolor del paciente
y de esa forma, alejarse de las posibles negligencias causadas por la
traumatización vicaria. El abordaje EMDR resulta ser un enfoque muy adecuado para estos casos.
Sería una excelente noticia y un enorme avance que los
equipos directivos de los hospitales tuvieran más en consideración este tipo de
información.
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