10.01.2016

Attachment and Trauma Congress


El pasado mes de septiembre, gracias a la convocatoria que efectuó el Istituto de Scienze Cognitive se celebró en Roma el 2016-Congress Attachment and Trauma; Relationships and Compassion.

Todos los presentes nos reunimos con la mirada puesta en la importancia del apego, de esa primera relación establecida con el ser que nos vinculó con la vida o, en su defecto, con las figuras que han efectuado esa importante función. Y es que a partir de esa primera vivencia, de esa primera historia de amor del bebé para con su madre se genera algo así como una matriz a partir de la que se fundamentará gran parte del ángulo de visión del mundo.

¿Y qué sucede cuando ese apego está dañado? Ante este tipo de situaciones nos podemos encontrar pisando el terreno del trauma y comprometiendo la evolución cognitiva i emocional del menor.



Las primeras aportaciones del congreso llegaron de la mano de los neurocientíficos Allan Schore y Stephen Porges.

Stephen Porges

Stephen Porges ("The Polyvagal Theory") resaltó los beneficios cerebrales que se derivan del juego y de las interacciones sociales. Así pues Porges subrayó una vez más como la conectividad debería contemplarse como un imperativo biológico y desgranó las consecuencias del trauma, abuso y estrés crónico a través de la teoría polivagal; una teoría que cualquier interesado en la interacción cerebro/cuerpo no debería perderse.


Entrando en el área de la Teoría de la Regulación, Allan Schore ("Neurobiology Essentials for Clinicians: What Every Therapist Needs to Know")nos ofreció una excelente ponencia acerca de los efectos cerebrales del amor maternal y se centró en la importancia del rol del hemisferio derecho a lo largo de la vida.
Allan Schore y Stephen Porges (Isabel Coch)

La excelencia y la cordialidad  se respiró por parte de Vittorio Gallese, Allan Schore y Stephen Porges en la mesa redonda "Love, Relationships and the Brain: trauma and its consequences" moderada por Alessandro Carmelita. 



Quizás la palabra que más resonó a lo lago de esos días fue la compasión. Ni que decir tiene que es un placer poder integrar dentro del área clínica ese valor tan importante que supone la compasión para poder sanar el ser humano y por ende, el mundo.

Recordemos que el anhelo compasivo no debería entenderse desde la visión católica de compasión como sinónimo de pena si no que cuando hablamos de compasión nos estamos refiriendo a un valor que se acerca más a la posición de oriente, muy en sintonía con la conceptualización que la filosofía budista efectúa de la compasión entendiéndola como el deseo - el sentir y el obrar- de liberar a los seres de sufrimiento.

Ese sentir terapéutico tan comprometido y especial que nos lleva, afortunadamente,  lejos de la aséptica y aislante bata blanca para acercarnos al paciente con proximidad y humanidad.
Y es que esa compasión que se respiraba en el ambiente del Teatro Brancaccio de Roma nos augura el nuevo paradigma, ese nuevo enfoque terapéutico que, entre todos, estamos creando y en el que estamos, a la vez, penetrando.

Daniel Siegel


Las intervenciones del Dr. Jon Kabat-Zinn ("El poder de la atención", "Padres concientes, hijos felices"...) y del Dr.Daniel Siegel ("El cerebro del niño", "La mente en desarrollo"..) fueron seguidas por más de mil terapeutas quienes pudieron practicar dos sesiones de mindfulness anclando en los universales principios del aquí y del ahora.
Daniel Siegel


Una tercera figura que también se centró en la relación entre el cuidar a los demás -caring- y la compasión fue Paul Gilbert ("Terapia centrada en la compasión")
Paul Gilbert


Realmente es un placer poder ver como se armonizan distintas corrientes de pensamiento y como parte del estamento médico ha recogido buena parte de la amorosa siembra efectuada por maestros budistas. Y avanzando todavía más, además de integrar esos principios en sus esquemas, el interés va mucho más allá ya que les lleva a efectuar investigaciones tratando de entender qué sucede en nuestro cerebro cuando se sufre trauma y también cómo reacciona éste cuando nos hallamos inmersos en la compasión.